Buenas, soy Sheila, de La Rinconada.
Mmm, La Rinconada. ¿Sabéis? Siempre que hablo de mi pueblo, la gente me dice que es una maravilla, que tenemos parques enormes, avenidas amplias y un teatro de la leche.
Pero toda esa gente se olvida de lo que hay debajo del capó. Y lo que hay no es otra cosa que miedo. Podría hablar de la inseguridad, que en un solo trimestre ha crecido más de un 40%, o de la falta de vivienda, o del 20% de paro.
Podría decir que la gente se queja de que apenas tengamos servicios públicos, pero tendría que deciros que cuando lo hace, es de forma anónima o en pequeños círculos, nunca donde pueda escuchar alguien del ayuntamiento.
Porque lo que hay debajo del capó es miedo. La gente dice: tengo miedo.
Miedo a perder ese trabajo de barrendero que me han prometido a cambio de unos meses de paro y con la condición de mi voto.
Miedo a decir algo y que me pongan en la lista negra. A que me vean hablando con los de Podemos y me llamen diciendo que ya no estoy en la bolsa de empleo, o que mi hijo ya no puede jugar en el equipo del pueblo.
Tengo miedo, porque esto ya le ha pasado a mi vecina, a mi amiga, a mi madre. Miedo de mi propio ayuntamiento.
Podría hablar del miedo a cerrar que tiene Pepe, el de la tienda de la esquina, porque el ayuntamiento solo favorece a las grandes superficies, o el que tiene Lupe, que trabaja con dependientes, a todo correr, atendiendo a varias personas y sin una oficina en la que guardar los útiles. En el maletero de un Corsa se los dan.
Pero callada, no vayas a perder el empleo de esa concesionaria del ayuntamiento.
Cuando hablo con la gente y le digo que soy de Podemos, me preguntan que qué vamos a hacer por La Rinconada. Y yo siempre contesto que lo primero que vamos a hacer, es acabar con todo este miedo.
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