Realizada en el Pleno Ordinario del 15 de enero de 2024

Buenos días a todas y todos los presentes y a quienes nos escuchen a través de Radio Rinconada. Permítanos el alcalde presidente hacer llegar a Javier, persona, nuestro sentido pésame por su pérdida familiar en fechas recientes, así como, en el reverso de esta moneda que es la vida, felicitar el Año Nuevo a toda la Rinconada.

Nos decía Milan Kundera, novelista checo autor de «La insoportable levedad del ser» que la cultura es la memoria del pueblo, la conciencia colectiva de la continuidad histórica, el modo de pensar y de vivir.

Es decir, el registro vivo de quiénes somos como sociedad, el legado para las generaciones que, con el paso de años y siglos, nos juzgarán desde el púlpito de la Historia, igual que hoy juzgamos a los antiguos griegos a través de Las Troyanas (ya sea la obra de Eurípides o versión estoicista de Séneca), Edipo Rey o El Díscolo.

Aquellas obras, que trascendieron a sus autores, a su tiempo y a su civilización, nos llegan hoy con los mismos temas universales gracias precisamente de un arte iniciado en las antiguas civilizaciones y sólo perfeccionado en nuestros días: el cine.

Y es de cine, y de la Rinconada, de lo que venimos a hablar en este primer punto del orden del día del primer pleno del año, sobre la adhesión de nuestro municipio en la red de ciudades del cine de la —permítanme ponerlo en español, para que se nos entienda— Comisión de Cine de Andalucía a través de un convenio de colaboración.

Mediante la documentación y según las explicaciones aportadas por la delegada en la Comisión Informativa, La Rinconada accedería a una serie de servicios y promociones de su espacio cultural, patrimonial y territorial para ser espacio de rodaje. ¿El precio de dichos servicios? 1000 euros al año en concepto de cuota.

1000 euros nos parece parca inversión para los potenciales beneficios que se derivan de este convenio, no sólo ya en que directores y productores elijan la tierra o las calles rinconeras como localizaciones para sus rodajes, sino para la proyección nacional e internacional que esta puede traer, y más especialmente, al beneficio de todas aquellas familias que tienen la cultura —o sus industrias auxiliares o no tan auxiliares, que los artistas también comen— como forma de vida.

1000 euros al año, además, pueden suponer un  antes y un después en el desarrollo de una cultura, la del cine, que no pocas veces se ha atrevido a ponerse en pie para denunciar una guerra, un genocidio, una injusticia, y que, como toda cultura, siempre es cercenada primero a través de la censura y el recorte.

Nos decía Antonio Machado que, en cuestiones de cultura y de saber, sólo se pierde lo que se guarda, sólo se gana lo que se da.

Démonos cultura, démonos libertad.