Buenos días, a todas las que nos escuchan, nos acompañan, nos entienden. En los últimos años, el feminismo se ha demostrado la fuerza más radical y con mayor capacidad de transformación. Las fuerzas progresistas de este país han hecho que los avances en derechos para las mujeres hayan sido evidentes y reconocidos en todo el mundo, gracias a conquistas como la reforma de la ley de aborto, la aprobación de la ley del solo sí es sí, de la ley trans y de derechos LGTBIQ+ o la cuadruplicación del presupuesto destinado a estas políticas. En definitiva: el feminismo ha dominado la agenda pública, por primera vez, también desde las instituciones.
Y como viene ocurriendo históricamente, frente a estas victorias, la extrema derecha no puede sino declararse, sobre todo, antifeminista.
Prueba de ello es la postura, basada en el chantaje de Vox, que pretendía borrar de la propuesta de texto para el 8M aquello que señalaba a estados retrógrados donde el derecho al aborto ha sido eliminado o aquellos donde se sigue practicando la mutilación femenina. Esto habla, sin lugar a dudas, del tipo de España que quieren.
Una España, como aquella, en las que las mujeres tengan que acudir a una clínica clandestina para interrumpir un embarazo, y puedan perder sus vidas por el camino. Una España en la que el crucifijo pese más que la razón, en la que los armarios se vuelvan a cerrar para esconder lo que se siente y lo que sé es. Una España en la que pueda volver a aplicarse la ley de vagos y maleantes, también a transexuales. Una España en la que cualquier desviación de la norma que ellos decidan, sea una enfermedad, una abominación, algo a ocultar o eliminar.
La visión en blanco y negro con ribetes rojos que pretenden imponer choca frontalmente con lo que la sociedad demanda. La respuesta social al caso de Jenny Hermoso es prueba de que existe un consenso a la hora de gritar alto y claro que se acabó y que, cualquier acto sexual no consentido es agresión.
Así las cosas, hoy los ayuntamientos tenemos un importante papel a la hora de frenar a los reaccionarios que tratan de contrarrestar estas normas estatales con esperpentos como la creación de oficinas para disuadir a las mujeres de abortar o el recorte de recursos para luchar contra la violencia de género. Como Milei en Argentina, los machistas saben que la libertad de las mujeres depende de que podamos decidir sobre nuestros cuerpos.
Para terminar, queremos recordarle al pleno lo que dijimos con motivo de la Declaración Institucional del 25N:
Decimos claramente aquí que no vamos a avanzar pactando recortes menores con quien nos quiere recortar la tela entera. Si queremos llegar a puerto, no vale echar anclas. Que el feminismo no va demasiado rápido, es la sociedad quien nos lo exige. Las terribles cifras de muertes no son otra cosa que un fracaso por poner parches a lo que es una vía de agua en la línea de flotación.
Emily Dickinson dijo: “Ignoramos nuestra verdadera estatura hasta que nos ponemos en pie” y eso, es lo que hace España cuando se declara feminista, igualitaria, cuando cuida de sus mujeres, de sus hombres, de su futuro.
Nunca más arrodilladas, nunca más subordinadas.
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