Gracias, presidente. Buenos días a todas y todos, presentes y oyentes.
A quien está y hace, y a quien hace por estar.
Cubiertas, placas solares, comunidades energéticas y electricidad. Si unos plenos atrás planteábamos desde este escaño la necesidad de pensar en modelos alternativos de generación y distribución eléctrica, hoy avanzamos un paso más, precisamente, en un modelo que deja atrás los oligopolios para ser gestionado y disfrutado, desde abajo.
Lo que hoy hablamos en concreto es el arreglo de “no se van a poner en estos tejados sino en éstos otros”, lo cual no es más que un trámite. Sin embargo, es otra oportunidad para hablar con profundidad. Las palabras, todas lo sabemos, son importantes y los documentos que sostienen este modelo de generación eléctrica están llenos de palabras con gran carga —perdón por el chiste fácil—. Comunidad, cooperación, colaboración, democratización o descentralización son algunas de estas palabras que nos hablan de alejarnos de grandes empresas y acercarnos a la gente. También de que el control de estas nuevas estructuras esté en sus manos, las de la ciudadanía, en vez de en oscuros consejos de administración cuyo único interés es el obligado porcentaje de subida de las acciones.
Este modelo, por otra parte, nos habla de derribar el mantra de que “la empresa gestiona mejor”. A este mantra, siendo generosos, le falta una parte: “la empresa gestiona mejor los intereses de la empresa”. De lo público, mejor que se encargue la democracia. Lo contrario es poner a un multimillonario al frente de un gobierno. Experimentos como ese solo los hace Trump, a ver cómo sale. Aquí, de momento, vamos hacia el lado contrario: más poder para la gente, más capacidades para la democracia.
Por otro lado, las comunidades energéticas —y esto lo vemos en la propia propuesta de cubiertas a instalar— son la respuesta a una pregunta que la gente se hace en la calle: ¿cómo diantres no se aprovechan las grandes cubiertas de los edificios públicos para autoconsumo, y así reducir la factura de la luz y la huella de carbono de todas?
Sitúan a la ciudadanía en el centro del sistema energético. Empoderan e involucran a las personas de forma activa y colectiva, como protagonistas del proceso de transición energética. Esto permite agrupar a una gran cantidad de gente, alinear los objetivos de descarbonización con el día a día de los ciudadanos, facilitando que formen parte en el sistema energético y aportando nuevas soluciones para las consumidoras.
Ya lo ven, venimos a hablar de “en estos tejados no, mejor en aquellos otros” y terminamos hablando de modelos para la gente. Así pues, este grupo votará favorablemente a ambos puntos.
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