Hablamos, en este punto, de cosas muy técnicas que vienen a significar, al final, que queremos profundizar en el desarrollo de la democracia. Una democracia que, no puede ser de otra manera, tiene que escuchar a todas sus partes. La juventud en nuestra Rinconada supone, ni más ni menos que casi un quinto del total, por lo que es importante dotarles de foros y herramientas para que autogestionen, aún con acompañamiento, su entrada en la adultez pública. Estos foros y herramientas fomentan el asociacionismo, el debate, el parlamento y la decisión colectiva de qué tipo de Rinconada quieren configurar, pues, aunque ésta sea una frase sea muy manida y algo tópica, el futuro es suyo.
Todas estas ideas que he lanzado hablan en definitiva de participación política, entendiendo la política como el compromiso con lo común, lo público y el interés general, eso que antes de que todos fuésemos tan modernos se llamaba mirar por el pueblo.
Debemos felicitar a la juventud, que ha demandado estos espacios, y a las instancias públicas por definir el marco para su creación. Esperamos que sean los y las jóvenes los que hagan pequeñas las previsiones, desborden las plazas previstas y, de paso, nos den una lección de democracia para aprender que, cuando se pueden escuchar todas las voces, se oyen propuestas interesantes. Que los pequeños grupos, la autogestión responsable y tener las ideas claras permite una generación más preparada, algo que, por ejemplo, viene demandándose con la reducción de ratio en la educación. Menos orejas producen mejores voces. Y mejores voces, una democracia más plena.
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