Si hay una cuestión de importancia en este pleno extraordinario, sin duda es ésta. Verán, les reconozco que, en el debate que se ha tenido hasta el momento —esto viene de 2022— a veces se ha perdido el foco. En ocasiones se ha hablado de viviendas y de lo que se va a construir y desarrollar, pero creemos que no está ahí el debate. Por el contrario, deberíamos debatir si no se están produciendo situaciones de abuso por parte de la distribuidora que, de facto, es un monopolio en nuestra región. Verán, la situación es la siguiente. La Rinconada quiere desarrollarse y llega Endesa y dice “vale, pero va a ser con estas condiciones”. Dado que no hay un distribuidor alternativo que nos vaya a poner un transformador en el Cáñamo si no estamos de acuerdo con Endesa, pues serán sus condiciones las que terminemos aceptando. Juega la distribuidora con que, claro, casas, dotaciones y edificios públicos seguimos necesitando, y que las promociones que hoy en día se están llevando a cabo, pues no van a estar con luz de obra toda la vida. Como en los pisos de la Unión. O no van aceptar, como los vecinos de la Jarilla, cortes en el suministro. Y que esa presión ciudadana puede poner al ayuntamiento en un brete. Porque, llevo poco tiempo aquí, pero estoy segura de que no quieren emular la Sevilla de los barrios hartos. Al contrario, aquí el ayuntamiento, y por extensión, la gente de La Rinconada son víctimas de unas condiciones draconianas, pero no por ello ilegales. Claro está, que sean legales no significa que sean morales.
Les anuncio que la mano que levante será en contra de dicho convenio, no porque esté en contra de la instalación del transformador, necesaria; tampoco porque esté en contra del aumento de potencia, igualmente necesaria; y, evidentemente, tampoco porque esté en contra del desarrollo del que se pretende nutrir de energía, sino porque teniendo en cuenta que esta medida saldrá aprobada con sus votos, es necesario alzar la voz para hablar de otro modelo de distribución eléctrica.
Coincidiremos en que es obsceno que las eléctricas y aquí, meto a todas, anuncien beneficios estratosféricos mientras hay familias que deben decidir este verano, si ponen el aire acondicionado al alcanzar más de 40 grados prácticamente todos los días. Entiendo, y entienden, que esta pequeña voz que clama por un modelo de distribución pública de la energía, pues tiene la fuerza que tiene, pero por ello mismo, puedo permitirme el lujo de traer un debate diferente para que lo reflexionemos colectivamente. Porque debemos empujar más allá de los límites y proponer ideas fuera del marco, defendiendo en el camino que, al igual que con los objetivos de desarrollo sostenible, no se mercadee con las necesidades básicas.
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