Buenos días a todas y todos, a los que nos acompañan, a los que nos escuchan, a los que nos entienden.

La moción que trae hoy el PSOE es la defensa de un modelo de profesorado estable y de calidad en las universidades andaluzas, que despliega unos de los puntales más importantes de la nueva Ley Orgánica del Sistema Universitario, una de esas pequeñas revoluciones que el primer gobierno de coalición de la democracia trajo en estos últimos años y que ponen negro sobre blanco tanto la posición de cada cual, como lo que se persigue hacer con el sistema público de educación, del que las universidades son el cenit.

La posición de nuestro grupo, obvia decirlo, será la misma que en la defensa y aprobación de esta ley, que recoge gran parte de las reivindicaciones que, a principios del 2000, hacían los estudiantes en la calle contra la aplicación tecnocrática del plan Bolonia. Al contrario, hace de la universidad un espacio más democrático y accesible, y aunque podríamos pedirle mucha más ambición a la ley, debemos entender que los grandes cambios sociales deben comenzarse con pasos como los que se dieron en este gobierno de coalición.

Queremos hablar de algo que esta y otras leyes sobre las estructuras públicas del Estado han permitido y que no es otra cosa que ver claramente qué pensamos cada uno y qué propone para el conjunto de las españolas y españoles.

Hay quien quiere hacer crecer a la sociedad, y hay quien quiere hacer crecer a algunas sociedades, anónimas, a ser posible, con la transmisión del conocimiento. Los grupos progresistas aquí representados, los mismos que firmaron colegiadamente esta ley, persiguen la creación de un espacio donde el sentido crítico, la excelencia cívica y académica traiga consigo ciudadanos más preparados, tanto para la empresa, como para la sociedad. Es decir, una generación inherentemente más democrática.

Al contrario, otras formaciones, votaron en contra con argumentos de tanto peso y tan poco repetidos como, que y cito a una compañera del grupo popular en el Congreso: «es una ley que no se necesita, que no resuelve nada, lo complica y lo encarece». Ya ven los argumentos para defender su modelo.

Moneditas, moneditas, siempre terminamos hablando de moneditas. No porque no sean necesarias, sino porque para algunos, es lo único necesario. Un «yo invito, tú pagas» han llegado a decir, lo que es curioso, es exactamente lo mismo que dijeron de la reforma que quitó los anuncios de la televisión pública, pero que aplican cuando pueden, por ejemplo, en los hospitales con la televisión o el wifi, en la sanidad con el copago farmacéutico o en cualquier otro sistema público sobre el que posen sus manos.

Andalucía, centrando el debate en nuestra comunidad, no debe dejar pasar la oportunidad de seguir una senda demandada por la comunidad educativa. Lo contrario, que es lo que se está haciendo, es intentar convertirnos en el modelo americano, el de los préstamos estudiantiles, los Silicon Valley gentrificadores, los titulados universitarios que viven en cubículos y los desahuciados que pueblan las calles tras ver cómo el precio de los alquileres se dispara y son expulsados de sus hogares. 

Como decía, modelos de lo que cada uno quiere que sea la universidad española. Nosotros, habrán adivinado, queremos que sea pública y de calidad. No se queden solo con mis palabras, escuchen las del científico noruego Dijkstra: «No es tarea de la Universidad ofrecer lo que la sociedad le pide, sino lo que la sociedad necesita»