Moción antifascista

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Defensa de la moción

Traemos a este pleno una moción que nace del compromiso con algo tan básico como imprescindible: la defensa de la democracia, la convivencia pacífica y la libertad de todas las personas que viven en nuestro municipio. 

Esta moción no parte de la crispación ni del oportunismo. Parte de la realidad, de una preocupación legítima y urgente que compartimos muchas vecinas y vecinos: la normalización de discursos y símbolos de odio que buscan dividirnos y que ya están teniendo consecuencias en nuestras calles.

Vivimos en tiempos complejos, en los que la tolerancia y la convivencia pacífica se ponen a prueba. En los últimos meses, como hemos dicho,  hemos visto el incremento de pintadas y pegatinas con simbología fascista en espacios públicos, camisetas con logos ultras como Núcleo Nacional paseando sin disimulo por nuestras plazas, e incluso hemos sido testigos de la presencia de personas vinculadas al ilegalizado partido griego Amanecer Dorado —un grupo condenado como organización criminal—. Y no son hechos aislados.

Sabemos también de la existencia de un local donde se reúnen personas de ideología ultra, con simbología fascista visible desde la calle. Todo esto no solo vulnera el marco legal vigente, sino que atenta directamente contra la seguridad y la tranquilidad de nuestra ciudad. 

Es cierto que hemos dado pasos importantes en la lucha contra el odio, pero también es cierto que aún queda mucho por hacer. Las pintadas que manchan nuestras calles, el acoso que sufren algunas de nuestras vecinas y vecinos, y las actitudes que fomentan el miedo, son una llamada de atención.

No podemos mirar hacia otro lado. Como representantes de la ciudadanía, debemos estar a la altura de las circunstancias. No se trata solo de retirar pintadas o hacer frente a un local con simbología fascista. Lo que está en juego es algo mucho más profundo: la seguridad, la libertad y el derecho de todas las personas a vivir en un entorno libre de odio y violencia. Esto no es solo una cuestión legal, sino una cuestión de valores.

Debemos ser firmes. La Ley de Memoria Democrática exige que las administraciones públicas actúen de forma decidida contra la apología del fascismo, del totalitarismo y contra cualquier acto que atente contra la dignidad humana. Aunque hemos avanzado, la realidad es que en muchos rincones de nuestro país, y de nuestro municipio, esa ley aún está lejos de ser aplicada en su totalidad.

A nuestro equipo de gobierno, con quien compartimos muchas de las conquistas democráticas de este país, queremos decirle algo desde la honestidad y la fraternidad política: no podemos contentarnos con seguir el manual, dejar pasar las cosas, ignorar las advertencias. Los motivos contenidos en esta moción ya eran conocidos, las pintadas están aún a la vista. No podemos contentarnos con lo que se ha hecho. Porque un grito histórico nos interpela desde el pasado: no pasarán

Ese grito se convirtió después en miedo. El que nuestras familias, las de izquierdas, vivieron y nos transmitieron. Por eso nos dijeron tantas veces: “no te señales”. Algunas de nosotras hemos sido insultadas, perseguidas y grabadas. Señaladas. ¿Cuántas veces más tiene que pasar para que lo tomemos en serio? Ya hay niñas y niños que se sienten inseguros en sus colegios, señalados por ideas que aún ni han formado. Al mismo tiempo, están aprendiendo que el odio se puede gritar, pintar, ejercer, sin consecuencias. Eso sí es una lección peligrosa.

No podemos permitir que crezcan aprendiendo que los símbolos del fascismo son parte del paisaje, que hay personas con menos derechos que otras, que levantar la voz contra la injusticia te convierte en un objetivo. Nuestra responsabilidad como representantes públicos, no es solo actuar ante lo evidente, sino también prevenir, educar y construir un entorno donde ser diferente no sea motivo de miedo, sino de orgullo.

Las pintadas no son un acto de vandalismo, son un mensaje. El acoso no es una cuestión personal, es la manifestación del discurso de odio que busca dividirnos. 

Lo decimos con firmeza: no todo vale en democracia. Hay partidos y representantes públicos que, desde las instituciones, alimentan el odio, la crispación y el enfrentamiento. Y eso tiene consecuencias. En los patios del colegio. En las miradas por la calle. En el silencio de quienes sienten miedo.

Este es un alegato en defensa de una sociedad plural y democrática, que se construye no solo con leyes, sino con actos. Es urgente que nuestras políticas, tanto a nivel local como estatal, se alineen con los valores que realmente nos definen: la libertad, la igualdad, el respeto mutuo y la solidaridad.

Hoy estamos dando un paso más. Gracias a los grupos que han apoyado esta iniciativa, hemos logrado un consenso que, aunque con matices, representa un frente común en la lucha por la convivencia pacífica. Sabemos que hay diferencias políticas, y es legítimo. Pero también sabemos que hay líneas que no se deben cruzar. No se trata de una cuestión de izquierdas o derechas: se trata de democracia o barbarie. De derechos o de miedo. De convivencia o de odio.

Ahora, sigamos trabajando juntas para que este tipo de actuaciones no queden impunes y para que La Rinconada sea un lugar donde todas podamos sentirnos seguras y respetadas, independientemente de nuestra ideología.

La Rinconada es un pueblo diverso, trabajador, solidario. Y así tiene que seguir siéndolo. Por eso hoy decimos alto y claro: aquí no cabe el fascismo. Aquí, de nuevo, no pasarán.

Segunda intervención

Condenamos, por supuesto, la violencia ejercida contra la portavoz del Grupo Popular y le rectificamos: la persona que ejerció esa violencia de la que habla no es militante de Izquierda Unida, sino de CCOO.

Esto va mucho más allá de nuestras diferencias políticas. La democracia no se defiende sola. Se defiende cada día, con gestos, con palabras, y también con posicionamientos institucionales como este. Porque hay que decirlo: si no lo frenamos ahora, si no marcamos los límites ahora, el daño será mucho más profundo. Más lento. Más estructural.

Señor Martínez, no se crea que por votar a favor no vamos a mencionarle. Sabemos que no comparte usted toda la agenda de su partido, que es usted casi tangencial a él, pero las siglas que representa pesan sobre su persona, las siglas que usted defiende se encuentran entre las banderas que estos ultras portan y exhiben. Sí, señor Martínez, la bandera de su partido se encuentra entre otras dos: la carlista y la esvástica. La primera provocó tres alzamientos y tres guerras civiles basadas en una pretensión: que la legítima heredera de la jefatura del Estado era joven y mujer.

Hoy una joven, y mujer, se sienta a su lado para decirle que muchos privilegios se acabaron. También el de dar carnet de ciudadanía al que piensa según el manual de represión. Que las gentes de bien hoy son todas, no algunas.

La segunda bandera, todos conocemos qué originó. ¿Se siente usted cómodo, como representante de esa bandera, de esas siglas, acompañado y acompañando con su silencio, con su, no abstención, pero si un sí que suena a abstención, al fascismo?

Reiteramos nuestro agradecimiento y las aportaciones realizadas.

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